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España es un gran país para hacer turismo. Lo que más se conoce son sus famosas playas, pero no hay que olvidar la gran riqueza monumental y paisajística del interior. Mientras los extranjeros prefieren Barcelona, Madrid y la costa como principales destinos turísticos, los españoles hacen mucho turismo interior. Practicar deportes de montaña como la escalada o el senderismo, y montar en bicicleta visitando pequeños pueblos tiene mucho encanto: es otra España, menos conocida, pero más auténtica. Además, cada región tiene una gastronomía distinta, especialmente, los quesos y los vinos son diferentes en cada lugar, aunque con la cocina ocurre lo mismo: un buen pescadito frito se debe tomar en Andalucía y una fabada asturiana hay que probarla en Asturias. Por eso, merece la pena conocer distintas partes de España: cada parte es como un país distinto. Cada zona tiene su propio clima: frío y húmedo en el norte, cálido y seco en el sur, y frío y seco en el interior. Pero ahí no acaban las diferencias. También es distinta la arquitectura, las costumbres y hasta el carácter de la gente.