EXPRESAR SORPRESA Y EXTRAÑEZA
sorpresa | extrañeza |
Si oímos algo que nos sorprende, decimos (de menos a más sorpresa):
¿Ah, sí? –
¿De verdad?
¿En serio?
¡No me lo puedo creer!
¡Qué fuerte! +
La última expresión también puede usarse para algo que nos indigna.
- ¿Ha robado más de diez millones de euros y no está en la cárcel? ¡Qué fuerte!
También podemos manifestar nuestra sorpresa con los verbos sorprender, extrañar, ser raro, ser increíble. Como la sorpresa es una emoción, en las subordinadas usamos el subjuntivo.
- Me sorprende que estés siempre de buen humor.
- Me extraña que estés siempre de buen humor.
- Es increíble que estés siempre de buen humor.
- ¡Qué raro que estés siempre de buen humor!
PEDIR Y DAR INFORMACIÓN SOBRE EL TIEMPO
Para hablar de intervalos de tiempo se usan sobre todo los verbos tardar y durar. El primero se usa con personas u objetos, y el segundo se usa más con acontecimientos.
- ¿Cuánto tardas en hacer un ejercicio?
- El autobús tarda tres horas en llegar a Sevilla.
- La reunión durará una hora y media.
También es frecuente hacer preguntas como:
- ¿Cuánto tiempo vas a estar en Francia?
- ¿Hasta qué hora te vas a quedar en la biblioteca?
- ¿A qué hora vas a salir?
FELICITAR
Para felicitar a alguien por algún logro personal decimos:
¡Enhorabuena!
- ¡Enhorabuena por tu proyecto!
Para mostrar aprobación respecto a un trabajo decimos:
Buen trabajo.
Bien hecho.
DESEAR ÉXITO O SUERTE
La suerte no depende de las personas, en cambio, el éxito sí. Por eso desear suerte es más frecuente:
Mucha suerte con el examen.
¡Suerte!
Te deseo éxito con todos tus proyectos personales.
Que todo salga bien.
QUEJARSE
Si las cosas nos van mal, solemos esperar a que nuestro interlocutor se dé cuenta y nos pregunte algo como:
¿Estás bien? Te veo un poco triste.
¿Te pasa algo?
Entonces empezamos a quejarnos con una frase general, como:
Últimamente todo me va fatal.
He tenido un día malo.
O con una frase hecha como:
Estos días no levanto cabeza.
Luego entramos en detalle. Si son muchos detalles, se pueden organizar de la siguiente manera:
Para empezar, nos obligan a llegar una hora antes; y encima tenemos que llevar traje y corbata todos los días. Pero lo peor es que mi jefe ¡nos obliga a estar hasta las 11!
Al final, solemos mostrar resignación dando a entender que la cosa no tiene remedio:
En fin…
¡Qué se le va a hacer!
TRANQUILIZAR, CONSOLAR Y ANIMAR
Para quitarle importancia al asunto (si no es grave), decimos:
Tranquilo / Tranquila.
No pasa nada.
No es para tanto. = No es tan malo como parece.
No te preocupes.
Para animar, decimos:
Anímate, hombre / Anímate, mujer. (Hombre se usa tanto para mujer como para hombres, mientras que mujer solo se usa para mujeres).
Ya verás cómo… + cualquier deseo de esa persona.
- Ya verás cómo todo sale bien.
Si realmente ha pasado algo grave, podemos decir:
Mucho ánimo.
Hay que seguir adelante.
Puedes contar conmigo / con nosotros.
Y, para solidarizarnos, decimos:
¡Qué faena! = Qué mal que haya pasado eso.
¡No hay derecho! = Es injusto; no tienen derecho a hacer esas cosas tan malas.
Son unos imbéciles / ¡Qué cabrones! = Para indicar que la culpa la tienen otros. Esto último son insultos y solo se pueden usar de manera muy coloquial y con mucho cuidado porque es ofensivo.